¿Presentación telemática? Aún no…

Al igual que el mes de mayo es el mes de las flores, para mí el mes de septiembre es el mes de la vuelta al cole, el mes del fin del verano, y el mes de la cuesta de septiembre (y como dice mi madre: si tienes hijos, mucho más dura que la famosa cuesta de enero).

Una tarea que se hace en septiembre, si eres universitario, es la matrícula de este nuevo curso. La Universidad de Valladolid, en este caso y si no es tu primer año, dispone de un sistema de automatrícula por Internet. ¡Bien! No tengo que desplazarme, y no tengo que rellenar a mano y con buena letra unos cuantos papeles. Al ser mi séptimo año y con una sola asignatura al frente, no me preocupo por el número de plazas, por lo que puedo matricularme cuando el sistema no esté colapsado. Y es que, la experiencia de otros años cuenta: el segundo año de carrera no tuve plazas en la asignatura de libre elección que quise por no matricularme nada más abrir el sistema; el tercer año de carrera tuve que estar una hora matriculándome porque el sistema te expulsaba si no había actividad en X minutos, aunque lo que más tiempo me llevó fue conseguir un puesto, ya que siempre me salía el mensaje de «número máximo de usuarios permitidos».

Al realizar la matrícula, señalé la opción de solicitar la beca del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte (MEPSyD), o como se la conoce de siempre, la beca del MEC. Esto me recordó que tenía que solicitar la beca, ya que siempre viene bien una ayuda económica, porque por lo menos en mi casa los sueldos cada día dan para menos, y más este año donde a mi padre le han rebajado el 5% del sueldo por ser trabajador de la Administración Pública (y no, no es funcionario).

Vale, sé dónde hay que pedirla, es la misma página web de todos los años. Recuerdo que hace poco enviaron un correo electrónico indicando que este año el sistema se modernizaba aún más. Entro y… ¡bien!, tengo la opción de poder presentarla telemáticamente, sin moverme de casa. Gracias que en su día pedí el certificado digital para poder realizarlo. Procedo a rellenar toda la información, y al final, me piden que adjunte los documentos requeridos subiéndoles a la plataforma. Pero… perdona, ¿por qué me solicitan un documento que tiene que rellenar mi centro de estudios? ¿Esos datos no están ya telemáticamente? En la solicitud tenían todos mis datos, y entiendo que tenga que presentar y firmar (mi duda siempre está en ¿valdrán las firmas digitales en estos casos? La Ley dice que sí, pero…) ciertos papeles donde dé permiso para tratar mis datos. Pero, ¿cómo es que no pueden tener o acceder a mis datos académicos si están registrados en una administración pública como es la Universidad de Valladolid?

Bueno, pues decido escribir un correo electrónico (todo digital, para no gastar papel ni desplazarme) a la Secretaría Administrativa de la E.T.S. de Ingeniería Informática, solicitando si es posible que me envíen este documento rellenado, ya sea en soporte físico o en soporte digital. Pero su respuesta me sorprende. Bastante. Me contestan que no, que ellos no me van a dar ningún papel bajo ningún concepto. Les insisto en que voy a presentar la beca de forma telemática, y me dicen que eso no es posible hoy en día. ¿Cómo? Si lo pone en la página web del MEPSyD. Y menos mal que estamos en una E.T.S. de Ingeniería Informática… aunque no me extraña nada viendo los «avances» que tenemos en nuestra escuela y los AVANCES que hay en otras (pago de fotocopias y cafetería con la tarjeta monedero de la UVa, identificación en los ordenadores con la tarjeta de la UVa, etc.).

En resumen, que me toca ir a la página web del MEPSyD, cancelar todo el proceso que tenía abierto para la presentación telemática (sólo estaba a falta de ese documento que me podían haber enviado por correo electrónico), imprimir los papeles de la beca, desplazarme para que toda mi familia firme esos papeles para dar su consentimiento, desplazarme de nuevo a la Secretaría Administrativa para presentarlos, y que luego ellos se encarguen del resto. Con lo fácil que hubiera sido que me diesen ese documento… pero bueno, parece ser que aún promocionamos desde ciertas administraciones públicas el gasto de papel y el gasto de tiempo. ¿Será la venganza por la bajada del 5% del sueldo? ¿Será por la vagueza de no tener que pedir información de una administración a otra? Y es que queremos ser 2.0, pero si aún siguen existiendo procesos 1.0, el downgrade a 1.0 hay que realizarlo a todo el proceso. Y eso, como informático, me pone muy triste, y lloro :'(

Una decisión importante y arriesgada…

Hoy he hecho una cosa de la que no me siento orgulloso. Sé que es estúpido hacer cosas de las que no te sientes orgulloso, pero hay momentos, situaciones y consejos que te llevan a hacerlas.

Como todos sabéis, he empezado a hacer prácticas como becario en Telefónica I+D. Sí, me han cogido (no sé si lo había comentado) y allí estoy con un horario rarísimo y pasándomelo bien, me gusta mi futuro profesional. Ana y Juanjo, mis responsables, son muy majos y se portan muy bien conmigo. Hay muy bien ambiente de trabajo y espero cumplir sus espectativas.

También sabéis que desde julio tenía asignado ya un Proyecto Fin de Carrera, la etapa final de los estudios de I.T. Informática de Gestión. Se trataba (y podéis intuir que es en pasado) de un proyecto para las Cortes de Castilla y León titulado como «Altos Cargos y Comparecencias». Lo estaba desarrollando con mi compañera Lara y teníamos como tutor a José Manuel Rodríguez. Lo que nos pasaba es que íbamos muy lentos, ya que a fecha de hoy, ya finales de noviembre, no teníamos apenas nada desarrollado. Quizás debido al tutor, que es imposible quedar con él, o quizás debido a que Lara y yo somos algo lentos o vagos a la hora de ponernos, pero el caso es que, tras cuatro meses, no llevar nada realizado, es un atraso.

El caso, y continuando con mi experiencia en TID (Telefónica Investigación y Desarrollo), es que el primer día me propusieron realizar el Proyecto Fin de Carrera allí, es decir, que todo el trabajo que hiciese para ellos, serviría para presentar como proyecto. Al principio dudé mucho, aunque la idea era muy atractiva, ya que el ahorro en horas de trabajo dedicadas al proyecto iba a ser importante, además de tener el apoyo de un equipo al completo de profesionales y una larga lista de documentación a la que consultar.

Como no tenía claro nada, decidí buscar opiniones en la gente de mi alrededor: familiares, amigos cercanos, amigos algo más lejanos… Todos me decían que iba a ser una verdadera putada dejar tirada a estas alturas a mi compañera de proyecto, Lara, a pesar de no haber avanzado apenas. Pero al final todos acababan por recomendarme que iba a ser lo mejor para mí, realizar el PFC (Proyecto Fin de Carrera) en Telefónica I+D, que iba a aprovechar mejor el tiempo, fundamentalmente. Quizás una de las opiniones que más influyó sobre mí fueron las de mis padres, esos que siempre quieren lo mejor para ti. Ambos me recomendaron que dejara el anterior proyecto e hiciera el nuevo en TID. Y les hice caso.

Y aquí viene la parte de la que no me siento orgulloso. Comunicar a una amiga con la que estás haciendo el proyecto que la dejas tirada en la estacada es muy complicado, sobre todo si quieres que no lo pase mal y seguir siendo amigos. Por supuesto, es imposible hacerlo de forma que no la siente mal, a mí mismamente me sentaría mal, pero también lo entendería. Hoy por fin me decidí a comunicárselo, y como esperaba, la ha sentado fatal, aunque también lo ha entendido (o eso creo, aún está muy reciente). Y es cuando he podido comprobar que estas cosas hacen que no te sientas orgulloso, ya que hacer daño a alguien a quien aprecias es muy complicado, pero hay situaciones, momentos y consejos que te obligan a hacerlo.

Sólo espero que esta decisión que he tomado acabe con buen pie, ya que es una de las decisiones que puede acarrear fatales consecuencias. El proyecto en TID aún está muy verde, todo parece muy bonito, pero hay probabilidad de que las cosas salgan mal. Espero que con Lara el mal rollo dure el tiempo razonable para que volvamos a estar casi, casi como antes. Y que finalmente ambos saquemos nuestros respectivos proyectos adelante, con buena nota y acabemos con el título oficial de I.T. Informática de Gestión.

Entrevista de trabajo: ¿próximo o cinco?

Os voy a contar lo que me ha pasado hoy.

Yo me encontraba ahogándome por el constipado durmiendo dulcemente en mi camita, con el despertador puesto a las 10:30 horas para llegar a clase con tiempo a las 11:00 horas. En esto que recibo una llamada sobre las 9:30 horas de un número de Valladolid y me quedo pensando: «¿Quién me llamará a estas horas al móvil sabiendo todos mis conocidos que estoy en la cama?». Y luego, tras despejarme un poco del atontamiento del sueño y constipado, logro pensar mejor: «¡Ay Dios! Ya la he mangado a lo grande!». Y eso es lo que pasó.

Hará un mes ya, a finales de septiembre, se me ocurrió enviar mi currículum vitae y mi expediente académico a Telefónica I+D -situada en Boecillo (Valladolid)- para conseguir un puesto como becario y así cubrir mis horas libres. Todo fue correctamente (hasta hoy), ya que recibí la llamada -aunque por problemas diversos acabé llamando yo- de Carmen, una becaria muy maja, que me informó que estaba en proceso de selección y tenía una entrevista con ellos. Por supuesto, yo estaba bastante nervioso mientras hablaba con ella y creí enterarme que el día de la entrevista era el miércoles -y aquí viene la duda- próximo o cinco de noviembre a las 9:00 horas. Me quedé con la opción de cinco por ser la que más concordaba (casualidad que el cinco de noviembre cayera en miércoles).

Y así me quedé, esperando al famoso cinco de noviembre para asistir puntual a las instalaciones de Telefónica I+D a las 9:00 de la mañana (siempre con guía que me lleven hasta allí), preparado para preguntar por Carmen y realizar las tres horas que dura la primera entrevista.

Pero aquí llega la llamada. Me preparo y contesto con una pseudo-voz, la cual ya estaba reventada por el constipado, con un breve y leve «¿Sí?». Al otro lado de la línea, una señorita muy amable me responde (aproximadamente, no grabé la conversación):
    – Hola, ¿es Ud. Rafael Cano?
    – Sí, soy yo -respondiendo como puedo-.
    – Buenas, le llamo de Telefónica I+D, soy María de RR.HH. -apunto el nombre mentalmente por si acaso-. Le estábamos esperando para una entrevista que tenía con nosotros hoy para un puesto de becario. Al ver que no venía, decidimos llamarle para ver qué ha sucedido.
    – Hola -aquí me quedo un rato largo pensando, que aún ando algo atontado-. Perdone, yo pensaba que la entrevista era el miércoles cinco de noviembre…
    – Emm, no -amablemente, pero seguro que bastante mosqueada-. Era hoy.
    – ¡Uy! Pues perdone, se ve que entendí mal el otro día cuando me llamó Carmen -intentando suavizar la situación.
    – No pasa nada Rafael, parece ser que ha habido un mal entendido entre nosotros. No se preocupe, podemos hacer la entrevista otro día -aquí empieza a divagar-. El próximo miércoles es muy tarde. A ver qué día hay libre… ¿le viene bien hacerla el lunes tres de noviembre?
    – Sí, si no puede ser el miércoles, el lunes me viene bien -aquí mi mente ya empezaba a procesar las horas que iba a perder de clase, la forma de conseguir apuntes…
    – No, el miércoles es demasiado tarde. Pues entonces quedamos para el lunes tres de noviembre a las 9:00 horas, y recuerde traer el expediente académico oficial imprimido de la máquina de la universidad -me detalla, imagino que ya no se fía de mí-. Pregunte por mí en recepción, soy María.
    – Vale, pues entonces quedamos el lunes a las 9:00 horas. Muchas gracias.
    – De nada. Muchas gracias a usted. Hasta luego.

Tras colgar, la vergüenza de haber faltado tan descaradamente a la segunda entrevista de mi vida -la primera, gracias a Dios, salió bien hace ya dos años y medio- se agrava considerablemente. Creo que ya nunca más dudaré de los consejos de mis amigos (Marta, David, Isa, Naza…) que me decían: «¿Por qué no llamas de nuevo y confirmas el día? Que no va a pasar nada. No vaya a ser que sea este miércoles y no te presentes». Pero es que estaba tan convencido de haber oído cinco en vez de próximo que decidí seguir a mi subconsciente, y falló.

Definitivamente, el único consuelo que me queda es que, si hubiera hecho hoy la entrevista (con psicotécnicos, redacción y demás), los resultados no hubieran sido reales, ya que asistir con una gripe-constipado (ya no sé ni lo que es) con efectos como fiebre, garganta irritada e inflamada, tos con flemas y goteo de moquillo, en vez de parecer una entrevista hubiera parecido la consulta del médico con tanto ruido corporal y pañuelos en movimiento. Ahora a esperar al lunes y pensar que todo va a ir bien, todo va a ir bien, todo va a ir bien…