Entrevista de trabajo: ¿próximo o cinco?

Os voy a contar lo que me ha pasado hoy.

Yo me encontraba ahogándome por el constipado durmiendo dulcemente en mi camita, con el despertador puesto a las 10:30 horas para llegar a clase con tiempo a las 11:00 horas. En esto que recibo una llamada sobre las 9:30 horas de un número de Valladolid y me quedo pensando: «¿Quién me llamará a estas horas al móvil sabiendo todos mis conocidos que estoy en la cama?». Y luego, tras despejarme un poco del atontamiento del sueño y constipado, logro pensar mejor: «¡Ay Dios! Ya la he mangado a lo grande!». Y eso es lo que pasó.

Hará un mes ya, a finales de septiembre, se me ocurrió enviar mi currículum vitae y mi expediente académico a Telefónica I+D -situada en Boecillo (Valladolid)- para conseguir un puesto como becario y así cubrir mis horas libres. Todo fue correctamente (hasta hoy), ya que recibí la llamada -aunque por problemas diversos acabé llamando yo- de Carmen, una becaria muy maja, que me informó que estaba en proceso de selección y tenía una entrevista con ellos. Por supuesto, yo estaba bastante nervioso mientras hablaba con ella y creí enterarme que el día de la entrevista era el miércoles -y aquí viene la duda- próximo o cinco de noviembre a las 9:00 horas. Me quedé con la opción de cinco por ser la que más concordaba (casualidad que el cinco de noviembre cayera en miércoles).

Y así me quedé, esperando al famoso cinco de noviembre para asistir puntual a las instalaciones de Telefónica I+D a las 9:00 de la mañana (siempre con guía que me lleven hasta allí), preparado para preguntar por Carmen y realizar las tres horas que dura la primera entrevista.

Pero aquí llega la llamada. Me preparo y contesto con una pseudo-voz, la cual ya estaba reventada por el constipado, con un breve y leve «¿Sí?». Al otro lado de la línea, una señorita muy amable me responde (aproximadamente, no grabé la conversación):
    – Hola, ¿es Ud. Rafael Cano?
    – Sí, soy yo -respondiendo como puedo-.
    – Buenas, le llamo de Telefónica I+D, soy María de RR.HH. -apunto el nombre mentalmente por si acaso-. Le estábamos esperando para una entrevista que tenía con nosotros hoy para un puesto de becario. Al ver que no venía, decidimos llamarle para ver qué ha sucedido.
    – Hola -aquí me quedo un rato largo pensando, que aún ando algo atontado-. Perdone, yo pensaba que la entrevista era el miércoles cinco de noviembre…
    – Emm, no -amablemente, pero seguro que bastante mosqueada-. Era hoy.
    – ¡Uy! Pues perdone, se ve que entendí mal el otro día cuando me llamó Carmen -intentando suavizar la situación.
    – No pasa nada Rafael, parece ser que ha habido un mal entendido entre nosotros. No se preocupe, podemos hacer la entrevista otro día -aquí empieza a divagar-. El próximo miércoles es muy tarde. A ver qué día hay libre… ¿le viene bien hacerla el lunes tres de noviembre?
    – Sí, si no puede ser el miércoles, el lunes me viene bien -aquí mi mente ya empezaba a procesar las horas que iba a perder de clase, la forma de conseguir apuntes…
    – No, el miércoles es demasiado tarde. Pues entonces quedamos para el lunes tres de noviembre a las 9:00 horas, y recuerde traer el expediente académico oficial imprimido de la máquina de la universidad -me detalla, imagino que ya no se fía de mí-. Pregunte por mí en recepción, soy María.
    – Vale, pues entonces quedamos el lunes a las 9:00 horas. Muchas gracias.
    – De nada. Muchas gracias a usted. Hasta luego.

Tras colgar, la vergüenza de haber faltado tan descaradamente a la segunda entrevista de mi vida -la primera, gracias a Dios, salió bien hace ya dos años y medio- se agrava considerablemente. Creo que ya nunca más dudaré de los consejos de mis amigos (Marta, David, Isa, Naza…) que me decían: «¿Por qué no llamas de nuevo y confirmas el día? Que no va a pasar nada. No vaya a ser que sea este miércoles y no te presentes». Pero es que estaba tan convencido de haber oído cinco en vez de próximo que decidí seguir a mi subconsciente, y falló.

Definitivamente, el único consuelo que me queda es que, si hubiera hecho hoy la entrevista (con psicotécnicos, redacción y demás), los resultados no hubieran sido reales, ya que asistir con una gripe-constipado (ya no sé ni lo que es) con efectos como fiebre, garganta irritada e inflamada, tos con flemas y goteo de moquillo, en vez de parecer una entrevista hubiera parecido la consulta del médico con tanto ruido corporal y pañuelos en movimiento. Ahora a esperar al lunes y pensar que todo va a ir bien, todo va a ir bien, todo va a ir bien…

«FAIL» en la Fuente del Orbe de Villalba de Duero

Como algunos sabréis, los veranos suelo ir a «la huerta», que es una finca, terreno o como lo queráis llamar en los campos de regadío de Villalba de Duero, un pueblo a 5 km de donde yo vivo, en la que tenemos nuestro pequeño rincón para desfogarnos y refugiarnos de las altas temperaturas (umm, casetilla fresca, piscina, césped, árboles con sombra…).

El caso es que como las tardes son largas y los mosquitos no vienen hasta las 21:30, algunas veces nos vamos de paseo la familia por los caminos de sus campos de cebada, trigo, remolacha (este año poca) y girasoles; y uno de nuestros destinos es la Fuente del Orbe, que está tirando por el camino a la izquierda, luego a la derecha hasta una tierra con manzanos, luego coges el de la izquierda, pasas un montón de estiércol y más allá la ves a la izquierda.

Esta fuente hasta hace unos meses era un agujero en el suelo con algunas rocas y entre juncos, en el que te agachabas a beber agua porque decían que «era buena». Lo hice muchas veces en mis paseos en bici y no me ha pasado nunca nada, por lo que mala no será. Ahora la han «rehabilitado» (palabra muy usada actualmente para decir que algo natural ahora es artificialmente natural) y parece una cueva donde están las rocas con el agua en el que te agachabas… de la que sale el agua por unos tubos hasta un foso, el cual continúa por los canales.

Curiosamente, al ir hoy hasta allí, hemos visto una pequeña fuga en el diseño de la rehabilitación: en el suelo de piedra se ha abierto un roto y ¡sale un chorro de agua! Me ha parecido curioso ver que tienen todo el agua encaudalada y la naturaleza hace su función sacando chorros donde deberían estar, ¡sí señor! También hay datos curiosos como que tienen un sitio especial para una botella de vino vacía, para que cualquiera que vaya allí pueda echarse un traguito de agua rellenada cómodamente.

He aquí el vídeo en Youtube de demostración, para que veáis el chorrete resurgir entre las rocas (las voces en off son fantasmas que había por la zona):

Una foto del paisaje de la fuente, para que podáis ver lo chula que la han dejado:

Vista delantera de la Fuente del Orbe, en Villalba de Duero Vista trasera de la Fuente del Orbe, en Villalba de Duero

La policía local de Aranda de Duero

Ya llevamos varios años viendo que en Aranda de Duero se está perdiendo el respeto a la policía local, que últimamente sólo se encarga de poner multas a vehículos que deberían no multar (algunos lugares del centro) y no poner multas en lugares que pueden provocar accidentes (final de la Avenida Castilla), hacer como que dirigen el tráfico en horas «punta» y poco más

Hace unos días, en esta noticia de Diario de la Ribera, hemos comprobado que realmente se ha perdido el respeto a la máxima autoridad municipal, lo cual se puede corroborar con la siguiente foto:

Coche volcado de la policía local

Y extraoficialmente se oyen comentarios (RadioPatio Arandino) que se trata de una patrulla que iba a cerrar el bar (o eso dicen) sobre las 8 de la mañana, a los cuales encerraron dentro de éste y volcaron su coche, encontrándose con ello tras abrirles y ayudarles otros ciudadanos. ¿Os imagináis esta escena enfrente de la Asklepios en Valladolid? Aunque allí se respeta más…